El respeto que le merecen sus clientes a un vendedor, no tiene precio
Lo más valioso que un vendedor le puede ofrecer a un cliente, es el respeto a su persona. Al ser la empresa una función humana, el hecho de que un vendedor salude de mano a un cliente como muestra de respeto, tiene una razón de ser.
Durante la Edad Media, los caballeros para saludarse ofrecían la mano contraria al lugar donde llevaban la espada, que solía ir colgada a la izquierda. Al ofrecer esa mano, el contrincante se aseguraba de que la otra persona no iba a sacar la espada de repente para atacarlo.
Son varias las sociedades que coinciden, en sus respectivos códigos culturales, sobre el uso sanitario que se le da a la mano izquierda, por lo que no es utilizada para saludar. El contacto físico es parte esencial del lenguaje corporal; si se hace de manera incorrecta, se podría generar rechazo, mientras que hacerlo bien puede ser el primer paso a una transacción de negocios exitosa. En la mayoría de los lugares del mundo occidental, un apretón de manos en los negocios es la norma.
La Mercadotecnia, a partir de nuestros códigos culturales, proporciona a un buen vendedor un protocolo que deberá seguir para lograr éxito en un proceso comercial. Por ejemplo, las personas deberán presentarse de voz con su contraparte antes de extender la mano para saludar.
Un apretón de manos en negocios debe ser breve, de 3 a 4 segundos, que debe ser un gesto amable y no una demostración de fuerza ni una lucha de poder. Para este tipo de saludo se extiende la mano entera y se toma la mano entera de la otra persona, agitando el brazo desde el codo y no desde el hombro.
El anterior comentario obedece al hecho de que en nuestra ciudad han aparecido personas que, utilizando una técnica de intercepción en plazas comerciales o en la vía pública, abordan a las personas con intención de venderles algún tipo de producto o servicio. Su táctica consiste en tomar la mano a quien consideran un cliente potencial, y no lo sueltan durante los minutos que dura su presentación de ventas.
Ante estas técnicas, me niego a creer que detrás pueda estar una persona con conocimientos sobre estrategias de ventas, ya que lo que hacen estos vendedores es agredir a quienes pudieran ser sus clientes por el trato físico que les dan, acosando e invadiendo ese espacio vital al que todos tenemos derecho.
Como conclusión se puede afirmar que un buen vendedor es aquél que en cada ocasión que ofrece su mano de forma correcta, logra ser más humano.